Un hombre llega a su casa, cansado, su jefe es un pelotudo, él aguanta. Su vida no es más que eso.Pero claramente, merecería algo mejor.
Es un tipo normal. Riega sus plantas, pone el noticiero, se hunde -se dá cuenta?- está cayendo.
Envejece, está solo,pero acompañado.
Está solo.
Ansía ALGO. Siente ALGO, que le indica que ALGO está mal.
Es Martes y no sabe que el Viernes se va a morir. Toma una sopa, se acuesta dejando la televisión encendida y la taza sin lavar.
Una radio, de un taxista. Encendida, sintonizada, golpeada, pisada, perdida y encontrada unas 1752 veces. La antena rota a media asta, un sticker semidespegado de un lubricentro de Flores.Si te acercás y olés,sentís el metal con grasa de los dedos que la recorrieron, agarraron, sujetaron y resbalaron unas 1145 veces. Ahora está en la guantera y hierve de calor mientras cruza microcentro a las 12.32 del mediodía, un Jueves.
Miráte al espejo, que vés? éso que crees ser, sos vos?
tu piel, tus ojos, tu nariz. Tocáte. Sos puro sentido, sos tacto, vista, gusto y oído. Sos aromas, sos recuerdos.
Sos una junta perfecta de músculos que se contraen y distienden, tejidos, conjunto de órganos.
Sos eso. No?
Qué es ésto?
la primera minihistoria es TAN ASI, demoledora. maldición. me rasco pero vuelve. como cuando te pica la espalda y no llegas. desespera
ResponderEliminaruff...y las banalidades de todos los días vendrían a ser como esa manito de madera que te venden en el barrio chino, que te ayuda a rascarte donde no llegás. Te calma,pero no es parte de vos, es un accesorio que compraste en un todo por dos pesos.
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